MARCO ETICO-ECONOMICO DE LA EMPRESA MODERNA
- MARIA JOSE ARCINIEGAS ORJUELA
- 1 abr 2022
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 11 abr 2022

Para comenzar, este capítulo muestra el marco económico en el que nace la empresa moderna (el capitalismo) y trata de extraer las consecuencias que para el funcionamiento ético de la empresa se siguen en los distintos modos de entender la ética del capitalismo.
Para contextualizar, la ética económica se refiere a todo el campo en general de las relaciones sobre economía y ética, específicamente a la reflexión ética sobre los sistemas económicos, en la que tienen actualmente un especial interés las reflexiones sobre la ética del capitalismo. Por otro lado, la ética empresarial o de los negocios se centra principalmente en la concepción de la empresa como una organización económica y como una institución social, es decir, como un tipo de organización que desarrolla una peculiar actividad en la que resulta fundamental la función directiva y el proceso de toma de decisiones.
En primer lugar, se habla del capitalismo y modernidad. Con el capitalismo, la economía irrumpe con enorme fuerza en la sociedad y se convierte en un ambiente autónomo que obedece leyes propias y este se convirtió gradualmente en el principio básico de organización de toda la economía. Además, el capitalismo fue una innovación radical, el mayor logro de la humanidad en toda su historia; una cultura y una civilización y al mismo tiempo en un sistema económico, en el que la razón se convirtió en una potente fuerza económica y social.
En segundo lugar, la racionalización social capitalista y empresa moderna. Donde parece que le capitalismo forma parte de un ámbito cultural propio de la modernidad destacando que la fuerza impulsora más importante del capitalismo ha sido la racionalización como la imposición progresiva de las técnicas racionales en todos los sectores de la sociedad, incluida la empresa.
Aun así, ha existido una concepción moral del capitalismo que no solo le considera capaz de producir riqueza y bienestar, sino que insiste además en su carácter moral, y es esta concepción la que se ha ido consolidando últimamente, es decir, la que promulga cada vez con más fuerza que la ética es uno de sus pilares fundamentales. Ya que, realmente el desarrollo del capitalismo siempre ha estado ligado a alguna forma de concepción moral.

Por otro lado, se habla del empresario burgués donde el espíritu capitalista se desarrolló a través del espíritu de la empresa como lo es el afán de lucro y el espíritu aventurero y también el espíritu burgués haciendo referencia a la prudencia reflexiva, circunspección calculadora, ponderación racional, espíritu de orden y de economía. De esto, nace el interés propio y la “mano invisible” ya que el interés se convierte en un elemento esencial de la ética social moderna y la “mano invisible” del mercado y un cierto mito de “lo natural” parecen garantizar el orden moral de la sociedad.
Sin embargo, el principio de utilidad y sus límites representa una concepción ética auténticamente moderna para fundamentar racionalmente normas desde un principio ético universal y pragmático de la acción, el principio utilitarista. Por consiguiente, el interés global y elección social se trata de lo que los economistas piensan sobre las cuestiones de la justicia económica y de la búsqueda de un fundamento para la decisión justa entre distribuciones alternativas contando con el instrumental analítico procedente de la economía.
De acuerdo con lo anterior, ahora se ve la justicia como equidad donde se intenta mostrar como dos principios de la justicia surten efecto como la concepción de economía política”, para superar la noción utilitarista de “bienestar” y la teoría de la “elección social”; ya que “una doctrina de economía política debe incluir una interpretación del bien público basada en una concepción de la justicia”.

Así que, las reglas de un contrato constitucional proponen un modelo constitucional para fundamentar normativamente la organización y acción social. De esto sale la coordinación del mercado y aquí la historia ha mostrado que si el modelo capitalista se completa con una ética social, que inspire un marco social y político, puede transformarse en una “economía social de mercado” que conserve la adquisición moderna de la libertad y de la subjetividad.
Entonces, la eficacia del capitalismo ha logrado el más alto nivel de vida material, la distribución menos desigual de la riqueza, más libertad y pluralismo. Es decir, que se convierte en un capitalismo social y management comunicativo ya que se interesa por los procesos de decisión y por los presupuestos institucionales de la acción racional, para lograr un orden social y económico justo.
Para concluir el marco ético-económico de la empresa moderna indica que la economía capitalista no pertenece exclusivamente al reino de la necesidad, sino que su flexibilidad puede aprovecharse para impulsar cambios que permitan aumentar los límites de la libertad, sin perder de vista las exigencias de la justicia social. Además, el poder creciente de la organización empresarial donde todo ha ido transformando la empresa moderna hasta su configuración actual. Pero el factor decisivo para el crecimiento económico y la fuente predominante del poder en la empresa ha sido la organización como tal.




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